Antes de cerrar este mes de la familia, queremos animarles a que, una vez habiendo ordenado nuestra vida espiritual, familiar y eclesial, podamos ser instrumentos de Dios para ayudar a otras familias a ordenarse y sacar de sus vidas los ídolos que puedan estar presentes.
La Biblia nos enseña que debemos ayudar a otros creyentes a crecer en su vida espiritual, pero también nos advierte que antes, debemos nosotros ordenar nuestra propia vida (Mateo 7.3-5).
¿Cómo podemos ayudar a otras familias a crecer y sacar de sus vidas esas cosas que están quitando el lugar de Dios en sus corazones?
¿Qué áreas de mi vida hacen falta aun trabajar para poder ayudar a otros a crecer?